jueves, 20 de mayo de 2021

En esa Hora


Violencia, destrucción y muerte, se cierne sobre esta humanidad que se dice ser creyente.

La indiferencia ha sido su alimento, la indolencia su sustento, enajenados por los dotes de mujer que sepulta a los hijos en su suelo.

No hay excusa de haber abandonado el camino, señalado por aquellos que en el desierto, entre lágrimas y sufrimientos, dieron testimonio de estos tiempos.

¿Qué nos pasa Señor? ¿Por qué siendo tan sencillo existir en armonía, engendrar entereza y cosechar amistad, nos hemos dedicado por siglos a esparcir maldad?

El signo de una cruz vencida, reclama desde lejana montaña, tu inminente venida: ¿derramarás una vez más designios de paz o vendrás como juez universal? el trigo está listo, se acerca el tiempo de la cosecha.

Permíteme estar preparado: ceñido el cinturón, dispuesto el corazón, sandalias en los pies; me encuentres, en esa hora, Señor Amado, con las manos en el arado.
Amén

Yerko Reyes Benavides

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