Testimonio de humildad eres,Jesús amado,cargando la cruz de los pecados;la abrazas con fuerza,tanta, que a tu pecho lastima,mas no la sueltas,pues quieres que de ellaninguno quede fuera.
No era tuya la penapero las quisiste llevar,para que nadie másatado a ella estuviera;en tus labios no hubo queja,en tu pecho el amor ardía,por el camino fue tu sustentomás allá de la agonía,y contigo en la cruzmi pena y mi dolor quedó extinto.
En tu fatigado caminar al Calvarionos enseñas el sendero del Reino,que no se queda absortoen la Cruz sembrada en el suelo,semilla de amor plantadaque en espera está por tu gracia,dar frutos en abundancia.
AménJesús, mi Nazareno querido,paciente, humilde y desprendidodanos la virtud y también la fortalezade abrazar con valor y decisiónla Cruz, que de ti, nos traerá la salvación.
Yerko Reyes Benavides
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