Entrada Única
Día primero después del nacimiento
temprano me levanto y preparo el jumento;
mientras, oro y pienso, no hay lamento
sé lo que viene, apuro el momento.
María aún no está en condición de afrontar una larga jornada
más me urge encontrar para ellos una digna posada.
Saldremos de este pesebre al rayar el alba
no hemos de perder la calma
dejaremos atrás este humilde cortijo
que al niño Dios dio abrigo y cobijo.
Me cuesta entender, mi Señor, tu designio,
pero al sentir en la mía la mano del niño
y los ojos serenos de María posados en los míos:
para mi todo quedó claro,
hasta mi vida daré para ser su amparo.
Yerko Reyes Benavides
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