Levanto mis manosAmen
no se elevan en vano,
mi alma por ti está clamando,
mis ojos en el cielo buscando.
Mi clamor está envuelto en llanto,
resquebrajado en mi interior no queda canto,
un gemido escapa y no es tanto,
sólo espera ser escuchado por el Santo.
Santo, Santo aclamado,
ven, ven conmigo Amado,
de ti mi ser no quede olvidado,
de tu compasión mi corazón apartado.
En las grietas que han quedado,
de desconsuelos y desolaciones, lastimado,
una tenue luz he dejado
esperando por ti ser consolado.
Cielos, no retengan al Amado,
mi corazón solo en el será reparado,
mi canto en su brazos restaurado,
mi amor en su pecho renovado.
Yerko Reyes Benavides
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