miércoles, 6 de junio de 2018

En la Contemplación de tus virtudes alcanzamos el Éxtasis

En el Camino de las 33 flores a María.

La Amarilis:

La planta llamada científicamente “Hippeastrum”, es conocida popularmente con el nombre de “Amarilis” o también se lo reconoce bajo el apelativo de “Suegra y Nuera”. Esta planta es poseedora de hermosas flores. 

Su aspecto es similar a la de las azucenas, con una altura promedio entre los 50 a 80 centímetros, se puede decir que su apariencia es aún más hermosa que las mismas azucenas.

La Hippeastrum es propia del continente americano donde se reproduce a granel, sobre todo en la región central donde se encuentra en mayor cantidad. Es de talos largos y fuertes en los que se pueden encontrar flores de color carmesí o también amarillas.

Si se desea cultivar esta planta se debe saber que les agrada la luz solar y también los climas cálidos. Requieren abundante cantidad de agua, evitando en todo que la tierra en que están sembradas llegue a secarse.

Significado:

Como ya hemos visto en otras ocasiones con otras flores, no todas ellas tienen simbolismos abundantes, en algunas, como el Amarilis su belleza radica en la simplicidad de sus formas, colores e incluso aromas y significados.

Lo que principalmente representa la flor de Amarilis es la admiración. Cuando se ofrece en regalo esta flor se quiere significar, respeto y una consideración que puede convertirse en éxtasis. 

Oración:
Cuando te contemplamos, en nosotros surgen sentimientos que agradan los sentidos, puesto que el sólo decir tu nombre, representa belleza y armonía, Virgen María. 
No podemos menos que inclinarnos ante tu singular presencia puesto que están en la vida de Cristo y de quienes con él se encuentran en el camino al Padre, Dios. 
Algunos no ven en ti gracia alguna, te tratan con indiferencia, criatura dicen que eres, y no se equivocan. Tu esencia y naturaleza no fue desde el principio divina. Divinizose en tu entrega, en tu servicio, en tu dedicación y consagración absoluta al plan de amor y de salvación de Dios que por ti llegó. 
 Fuiste la primera de las rescatadas por aquel a quien en el vientre diste vida y naturaleza humana. Por eso, y por la sencillez de mujer que se hizo esclava y no señora, es que nuestro corazón humano suspira en ansias de lo divino que en ti se realizó en gracia que tu hijo concedió,  y tú lo ganaste, lo buscaste, lo trabajaste y lo realizaste en ti. Mostrándonos así el camino que nos lleva al Reino de Dios. Camino de perfección en el amor. 
Suspiros son pocos los que provocas en el corazón que te ve no sólo vestida de reina y montada en altares de piedra. Admiración y respeto, consideración y profundo afecto, merece la que pudiendo ser entroniza ante la humanidad como Emperatriz, prefirió el título de Esclava y de rodillas se puso ante el único Dios verdadero. 
Mentira es que se te adore como a una diosa, se te adora porque se te ama hasta con la partícula más pequeña del corazón humano y del alma divina. 
Sentimientos son muchos y quedan cortos para expresar el éxtasis que encuentra el alma en la contemplación de tu divina hermosura, María, virgen y madre. Arráncanos de la debilidad de nuestra pobre condición y haz que anhelemos con todas las fuerzas de nuestra existencia, servir y amar; amar y servir como tú lo hiciste y ahora viven la eternidad del Reino al lado de tu Hijo, a quien nosotros llamamos Dios y hermano. 
Amén
Yerko Reyes Benavides

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