martes, 24 de agosto de 2021

Tuyo

Para ti, Divino Señor, son mis días
con sus penas y alegrías,
cada uno de mis esfuerzos
y lo que sueño con mis ojos abiertos
mirando cautivo al cielo
lugar de mi más grande anhelo.

Para ti, mi Buen Dios, es mi alma,
en tu regazo encuentra calma,
Tú eres la paz que la alienta:
vibra en mi ser contenta,
sostiene en mi la espera
de recibir de ti la vida eterna.

Para ti, Dios y Señor, es mi corazón
de su latir, tu voz, es su razón
y aunque palpitar, dejar, no puede
el aroma de tu gloria lo detiene
desbordando el querer que contiene:
ser uno en ti para siempre.

Para ti, Amado Señor, es mi vida toda
lo que fui, lo que seré, lo que soy ahora,
tuyo es mi amor y todo mi sentir
tuyo por entero lo es mi vivir;
nada hay en mí que para ti no sea
nada queda en mí que tuyo ya no sea.
Amén

Yerko Reyes Benavides

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