Miro y contemplo
medito y pienso
el paso del tiempo
ha dejo su huella
mis manos no están vacías
frutos en ellas hay hoy día.
Una espina se clava en mi alma
no me deja en calma:
¿Son los que estabas esperando?
pues en mí, sigues buscando.
Me desgarraba la idea de llegar al día
y con mis manos vacías
presentarme ante ti;
me desgasté en deseos
me consumí en esfuerzos,
no eran mis manos vacías lo que vías
sino mi necesidad de ti.
Dejo de lado los frutos
cosechados hay muchos,
faltan algunos cuantos
que el tiempo traerá
y una vez más
mis manos ocuparán.
Mis manos ya vacías no están,
no son mis frutos los que ahora las llenan:
Tú estás en ellas,
y no es el fruto de mis manos
sino el tuyo;
mía es la necesidad
de que en ellas no faltes nunca más.
Amén
Yerko Reyes Benavides
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