domingo, 27 de junio de 2021

Casualidad

“Nada sucede por casualidad”, reza un conocido refrán secular que solemos usar para justificar las cosas que nos pasan y no comprendemos.

Se puede estar o no, de acuerdo con la expresión citada; es una de esas que por la validez de su afirmación es lógica y no se duda su veracidad.

Sin embargo, en ella apelamos a la “diosa” fortuna o al “dios” destino para tranquilizarnos en momentos de dificultad, o darle sentido a circunstancias que están más allá de nuestro deseo y comprensión y, que llegan para estremecer las bases de nuestras seguridades o comodidades.

Esta poca espiritual y muy mágica manera de interpretar las cosas, nos pone como víctimas del vaivén de una vida que nos resulta ajena y de la cual tan sólo somos objetos de sus caprichos que de tanto en tanto juega con nosotros para sacarnos del letargo de un bostezo prolongado y enciende una alerta para avisarnos de algo que viene, de lo que no somos artífices ni participes sino sólo depositarios.

Si somos personas creyentes, no hemos de invertir nuestra fe en aquello que, en el mejor de los casos, es una interpretación de un principio físico y natural como el de la “causa y el efecto”. Es evidente, y no se necesita de ciencia muy compleja para validar que todo lo que sucede es consecuencia de algo y causa de otra y, en ello, no hay casualidad.

Empero, no somos sólo materia y sabemos, que en lo que nos sucede está la mano de Dios y la interpretación que le demos a aquello que nos acontece dependerá de la concepción de Dios que tengamos.


Así pues, si ya llegaste aquí, en la lectura de este Trazos a Mano, te pido disculpas, pues te hice venir hasta acá, para ponerte a pensar en la idea de Dios que tienes, la forma como lo concibes personalmente y la manera como te relacionas o no con él.

Yerko Reyes Benavides

No hay comentarios.: