Llegaste cuando más te necesitaba,
me encontraste y a mi lado caminabas,
no dijiste palabra, mirándome estabas,
esperabas a ver si cuenta me daba
que tu mano en mi hombro ya descansaba.
Mi corazón lleno de pesar tenía,
mis ojos cegados de lamentos traía
la tristeza pesaba en demasía,
y la fe que en otros tiempos me sostenía
se había convertido en cobardía.
Llegaste y a mi te acercaste,
de mi caminar vacilante te compadeciste;
en un suspiro escuché tu voz susurrante,
y me dijiste:“Contigo estoy,Me encontraste, Dios mío,
a tu lado voy;
mías hago tus penas,
tuyas hago mis fuerzas;
tu pie no tropezará ya en piedra,
y aunque a veces te abatas
mi gracia te basta”.
buscándome andabas, Amado mío,
mi alma suplicando vivía
y sus palabras no entendía,
un sentir que ajeno a mi estaba
pero desde los más íntimo clamaba:“Alcánzame en este mar desolado,Amén
ya no existo si no estás a mi lado,
mi Dios, mi Amado”.
Yerko Reyes Benavides
No hay comentarios.:
Publicar un comentario