AménTe busco Señor, no he dejado de hacerlo, y aunque creo que te he encontrado, y a tu presencia he llegado, te mueves, avanzas, te adelantas; no quieres que me quede con un pequeño pedazo de tu existencia.Te busco, Señor, con ahínco voy tras tus huellas, las que pintas a lo largo de mi veleidad, y aunque me sienta desfallecer por el yugo que sobre mi reposa, no dejas que me detenga, me animas con la suave brisa de tu ternura que sutil acaricia mi deseo.Te busco, Señor, no hay descanso; día a día eres tú la primacía, de mi vida su encanto, sólo en tu gracia las piezas de mi existir toman forma y en ellas me revelas la intimidad de tu voluntad; no impones tu divinidad, sino que en amor te vas dando, día a día sublime y gentil por mi vas aguardando.Te busco, Señor, y no me detengo en mi empeño, ya que mientras respire en este existir limitado, la parte de mí que al cielo pertenece, se estremece en el anhelo de la plenitud que en ti recibe cuando en tu pecho me acoges y en tu amor uno contigo en el Padre me haces.Te busco, Señor, y este sentirte a ti velado, solo despierta el quererte con más fuerza, y esta pequeña parte que de ti descubro en cada día, me da el ímpetu que necesito para buscarte un día y otro día, todos los días, hasta que ya no me queden días sino sólo eternidad.
Yerko Reyes Benavides
No hay comentarios.:
Publicar un comentario