En tus manos, Señor, está mi vida,
en tu voluntad descubro mi camino
y en tu corazón se haya mi destino.
Levanta, Señor, mi deseo de este suelo
que a mi existir mantiene prisionero,
pues en vigilia vive ya soñando la ternura de tu cielo.
Allana, Señor, los pliegues de mi alma
irriga los cauces de mi querencia,
haz que florezca en tu jardín mi existencia.
Guía, Señor, mi alma a la trascendencia
donde el ocaso a mi corazón es encanto,
y el amanecer a mi espíritu es descanso.
Respire, Señor, eternamente mi ser en tu existir,
sea tu bondad la razón de mi vivir
y mi amor en tu amor enteramente se pueda sumergir.
Amén
Yerko Reyes Benavides
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