Cuando dejen de verme con admiraciónAmén
y no sea más el centro de atención,
tú, Amado, mi ilusión,
mírame con piedad y compasión,
y eso me basta.
Cuando mi honor y decoro no alcancen,
ni mi palabra y el bien hecho importen,
hazme un lugar entre tus brazos,
mi resguardo será tu regazo:
eso me basta.
Cuando mi luz ya no sea un amanecer
y de mi verdad se quieran desentender;
mi interior estará resquebrajado,
mi espíritu lastimado,
posa tu mano en mi alma, Amado:
eso me basta.
Cuando la soledad haga nido en mi lecho
y de suspiros quede vacío mi pecho,
entra a hurtadillas, acaricia mi sueño
y de mis deseos hazte su dueño:
eso me basta.
Cuando de desiertos se llenen mis pasos
y de mis caminos sólo queden retazos;
muéstrame las huellas que han quedado,
de las veces que a tus hombros me has llevado:
eso me basta.
Cuando mi mirada en el horizonte quede perdida
y mi fe de amores esté agostada y herida
deja posar mis labios en tu costado,
en las aguas de tu ternura mi ser será saciado
y eso me basta.
Tú me bastas,
y eso me basta.
Yerko Reyes Benavides
No hay comentarios.:
Publicar un comentario