Lucero del alba que Dios ofrece en la mañana,Amén
inspiras la razón que me guía y acompaña:
aviva la ilusión que despiertas con el nuevo amanecer,
atesora las espinas que me hieren, en el anochecer.
En tu mirar sereno mi alma encuentra confianza,
en tu regazo mi empeño descansa,
tu mano en mi frente conforta mi desilusión,
el arrullo de tu voz conquista mi desolación.
María, de Nazaret la dulce Niña,
del Señor su lagar y su viña,
la uva suave y fresca en ti floreció,
el vino nuevo de pasión y encanto por ti fermentó,
y a la copa de mi fe y de mi entrega
en abundancia se sirvió
y en tu ternura desbordó.
Envuelve mi alma en el aroma de tu fervor,
palpite mi corazón al compás de tu ardor,
todo mi ser se vuelva ofrenda de amor,
contigo, Madre buena, siervo del Señor.
Yerko Reyes Benavides
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