“Una sola cosa pido al Señor, y es lo único que persigo:
habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida,
para contemplar la hermosura del Señor,
y recrearme en su templo”.
(Salmo 27,4)
¿Qué viene a tu pensamiento al escuchar la expresión: Templo de Dios?
Como a muchos, quizá a ti también la imagen que dibujas en tu pensamiento es alguna edificación: una catedral, una capilla, o incluso la iglesia de tu parroquia.
No es equivoca esta imagen, sin embargo, no a la que la Escritura Sagrada da prioridad. Y esta afirmación descubre el propósito de esta Meditación Fugaz: hacer un breve recorrido por algunas de las citas bíblicas que llaman a nuestra atención, para darle el justo valor al Templo al que Dios hace su santuario, morada y hogar habitual.
Aclaremos un punto antes de seguir. El termino templo, proviene etimológicamente del vocablo latino “templum” cuyo significado es lugar sagrado.
En cada religión hay lugares, estructuras y edificios identificados para realizar la acción de alabar, adorar y rendir culto a la divinidad.
Entre otras acepciones, bíblicamente el término se usa para designar el lugar en donde se rinde culto y se ora a Dios.
Panorámica Bíblica:
Salmo 18,6
“En mi angustia invoqué al Señor; clamé a mi Dios, y Él me escuchó desde su Templo; mi clamor llegó a sus oídos”.
Isaías 56,7
“Yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi alatar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos”.
Mateo 12, 1-8
“Aquí hay uno que es más grande que el templo”
Juan 2,18-22
“Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré”.
Hechos 2,46-47
“No dejaban de reunirse en el templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartía la comida con alegría y generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que se iban convirtiendo”.
1 Corintios 3,16
¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?
1 Corintios 3,17
“Si alguno destruye el templo de Dios, él mismo será destruido por Dios; porque el templo de Dios es sagrado, y ustedes son ese templo”
1 Corintios 6,19-20
“¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios”.
No busco dar una conclusión que cierre esta meditación, pretendo quede abierta para que puedas entrar a tu templo, y en la casa de tu oración poder contemplar la gracia de Dios y el quehacer de fe, esperanza y amor que está en cada uno realizar.
Yerko Reyes Benavides.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario