Camino del mar,-Amén-
de paso no estabas,
atento esperabas,
me viste pasar;
mis ojos puestos en el horizonte,
mi corazón era tu norte;
sutil me detuviste,
no me dejaste seguir
a esa barca no pude subir.
Camino del mar me hallaba
lleno de ilusión mi espíritu estaba
dejarme llevar
unirme sin más
al baile sereno de las olas del mar;
embarcar sin el tiempo marcar,
olvidarme del día y su afán de pasar,
detenidas las horas
navegar quería
hacer travesía,
surcar el océano
sin destino,
sin hogar,
sin puerto donde atracar.
Camino del mar
me viniste a encontrar
entre el romper de las olas
me viniste a llamar,
mi nombre dijiste
me detuve al instante
no puede seguir adelante,
tu palabra dulce llegó
a mis odios suave tocó
mi ser en tu mirar se estremeció.
Camino del mar
me buscabas
sabías que allí estaba
justo, junto a la barca
listo para zarpar
y una vez más tu voz resonó
mi corazón se exaltó:
“Otro mar te propongo
un océano inmenso,
a veces bravío, otras indefenso;
ven conmigo,
navega mar adentro”.
Camino del hombre
océano de tu amar
me echaste a su mar,
surcando las marejadas
de sus ilusiones y esperanzas,
de su fe y su confianza,
vadeando en sus querencias,
rompiendo en sus dolencias.
Camino de tu mar
ahora me encuentro
Señor, mi Amado,
me hiciste navegante,
un nuevo firmamento me mostraste
y en la barca de tu Corazón,
mar adentro,
tan dentro en mi interior
hallé lo que añoraba,
en tu amor estaba.
Yerko Reyes Benavides
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