lunes, 4 de enero de 2021

El hecho de...

Meditación Fugaz

El hecho de que estemos en una situación de perturbación, dificultad, turbación, intranquilidad; golpeados por los problemas, la enfermedad o la pobreza; en tiempos de excepción donde las cosas no están claras, y surgen las dudas, el miedo y el temor nos arrinconen contra una pared y no sepas que hacer, pues nuestra consciencia se disipa y dispersa entre los tantos que opinan y los pocos que se  comprometen con la verdad… 


El hecho de que estemos en tiempos de crisis, personal, familiar, social o mundial, no implica el que Dios de nosotros se haya desatendido; nos haya dejado de escuchar o  haya retirado su mirada y olvidado su compasión, alejando su corazón de nosotros, y por ende, nos haya dejado de amar. 

Lo que este "hecho de", implica, es que hemos de cambiar nuestra concepción de Dios, esa que lo pone él a nuestro servicio y al que le hemos atribuidos tareas y oficios que no le competen. 

Si por un instantes sientes la tentación de creer o si quiera pensar que Dios nos está castigando por las horas aciagas que vamos afrontando, entonces no has sabido entender la cruz que él mismo colocó sobre sus hombros; la cruz con la cual fue cargado y en ella sacrificado. 

Una pretensión muy peligrosa que nuestro intelecto le adjunta a la fe, es hacernos creer que el sufrimiento es "voluntad de Dios", y no ser capaces de ver, si quiera a la distancia que, su plan no estaba en la cruz, pero en el camino se encuentra con ella, la asume, mas no se queda por siempre colgado en ella, Esta cruz él la afronta, la acepta, la recibe, la acoge y la asume transformándola para siempre; pues su plan ha sido, y seguirá siendo aún más grande que una pequeña cruz en el camino.

Si en estos momentos te sientes abatido o confundido, temeroso del día que vives, o del provenir que te aguarda, si tu razón más está cargada de dudas que de fe y tu corazón más de miedo que de confianza, entonces leamos nuevamente juntos y muy despacio lo que Pablo escribe en su carta a los Romanos y no nos saltemos la parte perturbadora, pues nos haríamos trampa queriendo Gloria sin Gólgota, y así no funcionan las cosas, no en este mundo… ya lo entenderás: 
"¿Quién nos podrá separar del amor de Cristo? ¿El sufrimiento, o las dificultades, o la persecución, o el hambre, o la falta de ropa, o el peligro, o la muerte violenta? Como dice la Escritura: «Por causa tuya estamos siempre expuestos a la muerte; nos tratan como a ovejas llevadas al matadero.» Pero en todo esto salimos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Estoy convencido de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y fuerzas espirituales, ni lo presente, ni lo futuro, ni lo más alto, ni lo más profundo, ni ninguna otra de las cosas creadas por Dios. ¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor!". (Rom 8, 35-39)
La obra de Dios no gira entorno a ti, a tus necesidades, a tus deseos, sueños o anhelos. No eres tú epicentro de su universo, ni tampoco la necesidad de su divinidad, y eso aunque devastador al principio, es liberador, te ubica  en el justo lugar para comprender que toda la acción de Dios te incluye, te incorpora, te requiere; y por tanto, no dejará de esperarte, incluso buscarte, porque su obra siempre has si tú, pero te trasciende a ti, haciendo que trasciendas con ella.  

Cuando logres entender esto y dejar de esconderte; cuando pases de un fe pueril de necesidades insatisfechas y dejes de manipular a Dios con promesas, liturgias y rezos, estarás en condición de arrimar el hombro al plan de Dios y hacer que se mueva lo que él ha confiando, sin dudar, a tus manos.

Yerko Reyes Benavides

No hay comentarios.: