lunes, 2 de julio de 2018

119 años de la Consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento

Fue el 2 de julio del año 1899 cuando gracias a monseñor Juan Bautista Castro, arzobispo de Caracas, se consagrara a perpetuidad la República de Venezuela a Jesús Sacramentado, hasta estos momento es la única nación en el mundo con esta peculiar designación.

Dicha consagración fue realizada por las autoridades eclesiásticas como signo representativo que no habrá en el territorio nacional autoridad que esté por encima de la divina, y a ella será sometida toda la ley y la vida de la nación.

El rumbo definitivo de esta tierra de gracia y de bendición no lo demarcarán los gobiernos de turno sino la gracia de Dios que se ha de manifestar en el corazón ferviente de cada uno de sus ciudadanos.

Hoy es una oportuna ocasión para recordar que la eucaristía es centro de la la vida cristiana y como fuente y culmen ha de seguir siendo alimento de salvación y palabra profética que proponga el rumbo de un caminar en la verdadera paz y justicia y, que sólo proviene del Corazón amantísimo de Nuestro Señor Jesucristo.

No olvide en este día hacer tu visita al Santísimo Sacramento del Altar. No te importe si no está expuesto para la pública adoración, en un acto de humildad por el bien de nuestra nación, arrodíllate delante del Sagrario de tu parroquia, y con fervor y convicción una vez más di con fuerzas la oración de la Consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento.

Yerko Reyes Benavides


Oración de Consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento del Altar
Soberano Señor del Universo y Redentor del mundo, clementísimo Jesús que por un prodigio inenarrable de tu caridad te has quedado con nosotros en este sacramento hasta el fin de los siglos; aquí venimos a tus pies a proclamarte solemnemente y a la faz del cielo y de la tierra, nuestro único rey y dominador santísimo.  
A quien consagramos todos nuestros afectos y servicios y a quien ponemos todas nuestras esperanzas. 
Tú eres nuestro Dios, y no tendremos otro alguno delante de Ti, en tus manos ponemos nuestra suerte y con ella los destinos de nuestra Patria. 
Muchos te hemos ofendido, y como el hijo pródigo hemos disipado en los desórdenes tu herencia, perdónanos que ya volvemos con espíritu contrito a tu casa y a tus brazos. 
Recíbenos, salvador nuestro, y concédenos que venga a nosotros tu reino eucarístico. 
Levanta bien alto tu trono en nuestra República, a fin de que en ella te veas glorificado por singular manera y sea honra nuestra, de distinción inapreciable, el llamarnos la República Venezuela del Santísimo Sacramento del Altar.  
Te entregamos cuanto somos y cuanto tenemos cubre nuestra ofrenda con tú mirada paternal y hazla aceptable y valiosa en tú divina presencia. 
Otra vez te pedimos nos recibas, que nonos deseches, y que este acto de nuestro amor y de nuestra gratitud sea repetido, cada vez y con mayor fervor, de generación en generación, mientras Venezuela exista, para que jamás la apartes de tú Sagrado Corazón. 
Que así sea para nuestra vida del tiempo y después. Por los Siglos de los Siglos. 
Amén.

Monseñor Juan Bautista Castro
Arzobispo de Caracas
02 de Julio de 1899

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