Dulce Muchacha de NazaretAmén
límpido sagrario de la salvación,
manantial inagotable de mediación;
tómame de la mano con delicada decisión
llévame al Dios Adorado sin más dilación.
Escóndeme en tu regazo,
Madre del Señor;
refúgiame entre tus brazos,
Madre del Amor;
que en este valle de lágrimas
mi alma lastimada te aclama,
mi desgarrado espíritu te llama.
Perla fina que en la adusta noche deslumbra:
allana el sendero que aleje de mí la penumbra,
la pena, la ignominia, la tristeza y la sombra
de estar ajeno, lejano y desterrado,
exiliado del corazón del Amado.
Mi fe rejuvenece y se anima
si conmigo caminas,
en el rocío de tu ternura renace la esperanza,
se aviva en mi la confianza
de esperar todo del Señor y de su Amor,
amparado en la sutil caricia de tu maternal favor.
Yerko Reyes Benavides
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