Y antes de irme a descansarAmén
puse a mi niño Dios en el altar,
humilde es también en este hogar
el lugar para amar y contemplar
al Dios eterno que me ha venido salvar.
Aquí, en silencio y en penumbra,
sólo con el resplandor de su ternura,
mis ojos lo miraron con admiración
no hizo falta firmar mi rendición
mi ser a su pies cayó vencido
mi amor le entregué convencido
pues suyos por entero son
mi alma, mente y también mi corazón.
Yerko Reyes Benavides
No hay comentarios.:
Publicar un comentario