viernes, 11 de marzo de 2022

Detente

Detente, Amado, en tu pasar presuroso,
en mi posa tu mirar amoroso,
estoy a la vera del camino
tumbado me hallo en un gemido,
grito al cielo mi dolor,
en mi aflicción una cosa pido:
descanse en mi todo tu amor.

Mi alma en tu bondad encontrará sosiego,
mi pensamiento en tu indulgencia se volverá andariego,
mi espíritu en tu cautividad hallará la libertad
y mi corazón herido en tu compasión dejará la oscuridad:
fulgurará, exultará, suspirará de tu ternura su dignidad.

Detente, Amado, extiende hacia mi tu mano
susurra a mi vivir en pena tu cantar divino,
háblale a mis días sin pan ni vino
y convence a las espinas en mi ser clavadas,
que en tu cruz mis afrentas serán lavadas.

Te aclamo, bien mío,
mi nada es tuya,
tu todo es mío,
sólo tú me bastas,
nada soy si no estoy en ti,
nada tengo si no estás en mi;
este mundo no me alcanza
si en tu pasar sereno,
no detienes tu caminar señero
en tu pecho me sostienes
y tus labios posas en mi frente.

Detente, Amado,
repose en mi tu corazón traspasado;
día y noche por su tañer muero,
ya no tendré que esperar lo que espero,
ser por siempre en tu amor amado.
Amén

Yerko Reyes Benavides

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