martes, 3 de marzo de 2009

María Magdalena, "La Incondicional"

Vaya, Magdalena… la del corazón roto.
La que no se esconde al final, digan lo que digan los judíos o los romanos.
La que, viendo a Jesús roto, te rompes un poco tú. Porque le quieres, porque con él has vivido el perdón, la dignidad profunda y te has sentido parte del círculo de quienes han compartido su vida, sus días de camino y sus proyectos de Reino.
Sobre María Magdalena se habla mucho. En ella se “unifican” tantas Marías de los evangelios: que lloran a los pies de Jesús, que son perdonadas por su pecado, que le siguen sin fisuras. Hay quien quiere ver en ella a una mujer enamorada, ¿y quién no, de alguien como Jesús?
Es la que también ha sentido cada golpe como propio, y ante la cruz se ha visto morir un poco.
Es la que, en la hora más oscura, del fracaso y el dolor, sigue dispuesta a dar la cara y a defender aquello en lo que ha creído. Y tal vez por eso, es la primera que va a descubrir al Jesús vivo.


"El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro…"
¿A quién o a qué soy yo incondicional?

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