lunes, 7 de enero de 2019

Una Ivitación

"Conviértanse, el Reino de Dios está cerca"

¡Qué rápido se pasan los días!  
No dan tregua al alma, el paso de las horas, para que reposo tenga y en paz por un tiempo se mantenga. Veloz llega la cotidianidad.  
Nada hace, Señor, que te contemplamos en un humilde pesebre, envuelto en pañales y llenando nuestro corazón de la inocencia y de la ternura de tu divina condición de infante.  
Esta bendición de mirarte encarnado y nacido, con los pastores adorándote y los magos con regalos reconociendo la divinidad de tu humanidad, nos dio la oportunidad de sentir que el mundo y nuestra vida por instante estuvo en paz.  
¡Que no se nos escape del corazón este sentimiento!  
Sin embargo, hoy ya te encontramos de camino. Te contemplamos en marcha. Recorriendo las sendas de los hombres y con una invitación en tus labios: “Conviértanse”, un hombre nuevo ha de renacer.  
Te confieso, Señor, que me cuesta aceptar tan comprometedora invitación. En ella tengo necesariamente que trabajar con decisión. Mirarme y descubrirme, y tener que con humildad reconocer que, todavía no soy ni la sombra de lo que pudiera ser en el Amor de Dios: arduo trabajo para mi alma, corazón y espíritu.  
E insistes: “El Reino de Dios está cerca”.  
No me dejes afuera, Señor, hoy más que antes de tu Reino quiero se participe. Concédeme la gracia de abrir la puerta de mi corazón para que llegue a mí tu Palabra de Salvación, y en ti, mi Señor amado, me haga de nuevo y en la alegría de Reino viva desde hoy y por siempre. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

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