miércoles, 28 de febrero de 2018

Despierta alma, deja salir tus demonios

Las sombras me visitan,
de noche llegan en medio de sueños que,
inconstantes aparecen en las penumbras
de las confusiones entre insomnios y
oníricos ratos,
en los que cerrados los ojos por ratos,
traspaso los umbrales de la inconsciencia.

Mas, no duermo.
Morfeo no me acaricia
ni me atrapa en su cobija.
Sombras y penumbras,
exaltan mi alma calma:
despierto, y sigo viendo
la penumbra y sus sombras,
me han tomado, tocado, herido y sufrido.

En pensamiento contemplo.
Demonios emergen de las sombras,
me hablan, no son ajenos, ni tampoco extraños,
gimen, reclaman tiempo.
Y les digo: no, no hay.

Los pensamientos en vela no consienten
la inconsciencia de los instintos que  protestan,
incrustados en las sombras de los insomnios,
interminables: presencia y atención.

Momentos, también existen,
habitan  las laderas de la existencia,
mas, tiempo tuvieron,
hicieron de las suyas,
vivieron revisión
ejercieron presión,
y la razón tomó la palabra,
el control.

Calma dijo, un día:
orden y ordenó, se impuso su lógica,
tomo poseción, sin ella nada y,
ahora entiendo, demonios por diablos
condenados a las sombras;
aparecen, gimen, gritan, llaman, asustan.
Algo recuerdan.

Miedo, si, sobresaltan,
claman y reclaman,
hablan, aclaman tiempo;
¿Qué tiempo? pregunto:
Inconstante, instinto, impulso,
pasión, ganas.
Exhalan el espíritu en la penumbra
de las sombras.

Despierta súbito, dicen,
sácanos de los valles del inconsciente trémulo,
sueños, que la razón convirtió en insomnio,
e insomne no aparecen;
recordatorios de un presente,
existencia de humanidad:
Amores sin amar,
besos ahogados,
caricias contenidas,
miradas retenidas,
murmullos de ternura apagados:
extinción.

Demonios, no, no son;
se esconden en las sombras del alma
los amores no amados,
gritan: aquí estamos,
en las penumbras de los sueños no soñados,
de las noches en vela que
postergan el recuerdo.
Entre las sombras llegan, para decir
humanos somos, del corazón venimos,
estamos, fluimos, andamos, latimos;
existencia, ser y esencia.

Despierta que en vela sueñas realidades crudas;
cierra los ojos, duerme y vive,
atrápanos, gritamos, aquí:
descúbrenos, llévanos contigo a la luz;
conciencia y todo será diferente.

El tiempo de estar despierto ya no más,
sueña y soñado disipa las sombras de la vista
que impide en vela ver lo que las sombras
callan, velen, pues en la noche no todo es
oscuridad.

Sólo en la noche, la luz resplandece
la vista se atiza y contempla,
¿demonios? no, temores sí,
aterran y paralizan.

Valor infunde la noche al corazón:
lucha que tus demonios, no son sino temores,
“razones” para no soñar, y sin sueño
no hay valor para la libertad:
¿Qué libertad?
La del alma, corazón y Espíritu.

Amable sueño, sueña toma la mano
que ahora en vela te tiendo,
llévame al lugar de mis demonios,
lámpara de mi corazón encendida en la mano,
alumbra la penumbra
disipa la tiniebla,
descubre la belleza que oculta yace
en los recónditos parajes de mi
inconsciente inexplorado
que de noche en las sobras
se oculta en sueños
que intentan seguir siendo ahogados.

Yerko Reyes Benavides



No hay comentarios.: