Hoy el cepillo del Carpintero, pasa y repasa las asperezas
de nuestra fe; vuelve con suavidad y firmeza sobre las irregularidades de
nuestra confesionalidad.
La fe, nos recuerda Jesús no es la consolidación de una
convicción inamovible, sino que es un manifestar haciendo, un decir en obra; es
el constructo de lo cotidiano, donde se toman las grandes y pequeñas decisiones.
Doctrinalmente podemos tener un contenido sólido, pero: ¿de
qué sirve ese bagaje de nociones si no afectan proporcionalmente a nuestros
comportamientos? ¿De qué vale el dogma, si este es un revestimiento externo,
como un disfraz tras el cual ocultamos nuestras verdaderas, pasiones, inclinaciones,
deseos y pensamientos?
La fe no se vive por las convicciones, los dogmas y la
doctrina, estas quedan atrapadas en los manuales y catecismos, la fe es algo
con vida, la vida que vivimos, las decisiones que tomamos, los argumentos en
los que nos sustentamos, los criterios con los que validamos nuestras acciones.
“Cepilla, Carpintero de Nazaret, las asperezas de nuestras “convicciones”,
sobre todo aquellas que nos anclan y no nos permiten fluir con el devenir de
los tiempos y que nos convierten en piedra de tranca para aquellos que a través
de nosotros te buscan a ti, Dios de Amor y Misericordia”.
Piensa en que doctrinas, dogmas y “certezas” inmovilizan tu
fe, como expresión viva de la presencia de Dios en medio de este convulsionado
y confundido tiempo presente.
Medita…
Ora…
Decide…
ACTÚA.
No te detengas nunca en convicciones, cuando éstas aparecen
son la tentación a detenerte. Recuerda que la fe se vive en camino; es un
itinerario… La fe la maleta del Peregrino.
El Taller del Carpintero
Yerko Reyes Benavides
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