lunes, 7 de mayo de 2018

Delante de mis Ojos: Libertad y Esperanza

...Y súbito,
delante de mis ojos estaba.
No lo esperaba,
pero a mi llegaba;
darme cuenta que no quedaba
más que asumir el destino
de enfrentar los cambios
más temidos.

Una realidad destruida,
por la incompentencia de otros,
uno pocos,
que pensaban que la arrogancia
y la soberbia de haberse visto por tanto
tiempo marginados,
era suficiente para traer nuevos caminos,
por los cuales el hombre de hoy
podría transitar.

Sin embargo, más pudo su codicia,
la avaricia de llenar sus bolsillos,
con riquezas jamás trabajadas por ellos,
creyeron que liberar era quitar,
apoderarse de lo que otros habían alcanzado,
y sobre la base de injusta injusticia:
en vez de liberar, esclavizaron;
amarraron la mente y el corazón del hombre,
lo vaciaron, y destruyeron la capacidad de
pensar sin depender,
de crear e innovar.

Hoy, ahora, cuando el caos se apodera
de realidad casi destruida,
no queda más, que asumir, sin resistir
el desafío de traer armonía, paz y serenidad.

Acto liberador de unos pocos,
que otros sigan,
continúen, no en batallas campales
sino en trabajo decidido, esfuerzo que quizá
no encontrará inmediata recompenza,
pero será la semilla de un futuro
que muchos podrán tener
y que ahora ha sido arrebatado,
más no destruido,
porque la esperanza no muere
en el corazón de los libertos,
de aquellos que a pesar de las amenazas
y los improperios insisten, persisten,
y a veces resisten;
porque su corazón no es de escalvos
sino de hombres libres.


Delante de mis ojos estaba,
lo que tanto buscaba,
el motivo, la razón, la confianza;
la seguridad de mi esperanza:
en mis manos está,
comenzar a dar forma a
distinta realidad,
donde un hombre libre emerja,
surja de sus propias cenizas.

Derribado todo, destruido todo,
acabado todo,
sólo queda un camino
una opción, un destino:
Empezar de nuevo,
corregir rumbo.

Liberar con el corazón puesto
no, en el pasado que ya se vuelve historia,
sino con la mirada en el futuro,
con la convicción de que lo que una vez
nos destruyó, eso mismo nos dio la fuerza
para rehacernos nuevos, distintos, libres,
nobles, mejores.

Yerko Reyes Benavides