martes, 1 de mayo de 2018

Begonia. La Flor de la Paciencia

Con flores a María, 
vayamos todos a su encuentro

La Begonia

El nombre científico de esta flor es "Begonia Dichotoma Jacquin". Debe su nombre al gobernador francés de Haití, Michel Bégon, que este país era todavía una colonia gala. 

Es originaria de los países tropicales sobre todo de América donde se descubrió por primera vez; sin embargo también se haya en Asia  y África. Mide aproximadamente un metro de longitud y como muchas otras flores se subdivide en al menos 1000 especies más. 

En la actualidad es una plata cultivada en todo el mundo. Hay dos tipos de variedades las perennes y las anuales. Además se subdividen en tres grupos: la begonias semperflorens, las begonias rizomantosas y las begonias tuberosas

Las sempreflorens destacan por su floración continua y por ser plantas cultivadas en todo el mundo, generalmente en interior ya que no toleran la luz directa y soportan mal el frío. Las rizomatosas son habituales en jardines botánicos por su espectacular follaje, y las tuberosas tienen unas bellas y grandes flores.

En sus características generales se puede decir que es una planta de tipo apoyante y que cuenta con hojas en forma de haz. Así mismo cuenta con flores que suelen ser de pétalos color blanco o rosa.

Simbolismo y Significado

El significado de la flor, y por ende el de la planta, es el de paciencia.

Regalar begonias es mostrar al receptor que se está dispuesto a esperar, o que se tiene la capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse.

Otro significado que se le atribuye a la begonia es el de transmitir amabilidad y cordialidad.


Propósito y Compromiso

Con la Begonia lo tenemos fácil. Se hace evidente que en este día el loable propósito de nuestra ofrenda será mantener en todo la paciencia. No dejarnos abatir por las circunstancia que dificultan nuestro existir, ni tampoco dejarnos llevar por el desespero o, peor aun, la desesperanza que se instala en el corazón y lo entristece permanentemente.

Tener paciencia no significa resignarse a que las coas pasen de la manera que nos pasan. Tampoco es abandonar el esfuerzo que hacemos para que todo camine según el empeño y el esfuerzo que comprometemos en cada actividad que nos proponemos realizar.

Tener paciencia es confiar que todo al final saldrá y será para bien.

Es poner en manos de Dios y saber que su sabiduría es mayor que la mía, y que todo lo que acontece no es indiferente a sus ojos.

Hoy seré paciente en relación a lo que me acontece; pero también seré paciente con las personas, amable, delicado y cordial con ellas. 
Yerko Reyes Benavides