Al despertar Jesús resuenan en mi interior varias palabras que tú en días de estar con nosotros, siendo uno de los nuestros, proclamaste y con ellas esquemas y paradigmas derrumbaste:
“No son los sanos los que médico necesitan”Con ellas me dices que preferiste a los despojados de dignidad, a los marginados de reconocimiento mundano para exaltarnos y ponerlos al frente del Reino:
“Yo he venido a buscar las ovejas descarriadas de Israel”
“Te doy gracias Padre, porque estas cosas se las has mostrado a la gente humilde y sencilla”
“Yo no he venido a ser servido, sino a servir”
“Los publicanos y las prostitutas les preceden en Reino”.A los que nada han tenido en el mundo, los revistes de dignidad y los elevaste e incluso como ejemplos de fe los propusiste:
“Ni en todo Israel encontraré una fe tan grande como la este”.
Ven Jesús, una vez más, trae tu Palabra de Vida a tantos corazones desgarrados, incluyendo el mío.
Vuelve a proclamar con todas la fuerzas de tu voz, Dios es un Dios de Justicia y de Paz; su bondad sigue manifestándose, y su misericordia se ha hecho presente ahora también.
Hoy te pido por todos los que siguen siendo humillados, despreciados, marginados y olvidados. Hay muchos, son tantos, y sin embargo, en ellos hay más nobleza que en los encumbrados y los poderos, aquellos que se adueñaron del mundo y lo han convertido en semillero donde fecundan los ácidos frutos de envidia, odio, corrupción y toda clase de males.
Tu palabra hoy resuena con fuerza en mi corazón y por esos te pido: No nos dejes a nuestra suerte, que sin ti Señor una vez más nos perderíamos.
Amén
Hoy te pido por todos los que siguen siendo humillados, despreciados, marginados y olvidados. Hay muchos, son tantos, y sin embargo, en ellos hay más nobleza que en los encumbrados y los poderos, aquellos que se adueñaron del mundo y lo han convertido en semillero donde fecundan los ácidos frutos de envidia, odio, corrupción y toda clase de males.
Tu palabra hoy resuena con fuerza en mi corazón y por esos te pido: No nos dejes a nuestra suerte, que sin ti Señor una vez más nos perderíamos.
Amén
Yerko Reyes Benavides
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