Algún que otro libro de auto-ayuda, muy en boga y famosos en nuestros días, habla de la valía del "tiempo presente", del ahora y del aquí, para encontrar en nuestra vida algo de armonía.
Sin embago todos asumen que el tiempo es humano y su enfoque de su uso y abuso se reduce a la discreción de la persona.
Ahora si nos quitamos el peso de llevar sobre los hombros el tiempo y se lo entregamos a quien realmente le pertenece, que a su vez se lo ha sacado y sacudido de encima, porque en eternidad no hay tiempo, ni existe manera de medirlo:
¿Qué nos quedaría?
La atemporalidad de un eterno presente, un poco o algo como eso. Paz, serenidad, sosiego, no hay apuro, no vamos tarde a ningún lado, sino tempranos a nosotros mismos.
Yerko Reyes Benavides
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