Pan de Ángeles no eres,
sino alimento de hombres y mujeres.
El Cielo no amerita alimento celeste;
el mundo, empero, hambriento anda
sediento se siente de tu encanto
bondad y ternura.
Necesario es comerte,
indispensable beberte.
Cuerpo y Sangre;
Sangre y Cuerpo.
Bondad y gracia eucarística
que al corazón repara
al alma engrandece y
al pensamiento ennoblece.
Fuerza eres para los pasos cansos
que emprendan caminos de salvación,
perdón y reconciliación.
Sin manjar del cielo,
el hombre se detiene, no avanza,
no cree, no espera, no anhela
el banquete del Reino que preparado
en la eternidad aguarda a distinguido
comensal.
El Amado de Dios,
que no es el Hijo en la eternidad engendrado
sino al hombre rescatado
por Verbo Encarnado.
Maná bajado del Cielo,
Dios y hombre Verdadero
que en alimento te conviertes
déjame de ti siempre alimentarme,
haz que en tu Cuerpo y Sangre
encuentre mi ser su sentir, vivir y existir;
jamás me dejes de tu mano y
nunca permitas que me separe de ti.
Amén
Yerko Reyes Benavides
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