Pan de Vida – Liturgia y Eucaristías
«Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu Verdad.
Protégeme y salva a tu siervo,
que confía en ti».
Salmo 85, 21
Estamos prontos a comenzar el Tiempo de Cuaresma, y más que un Tiempo de Penitencia, que los es, sin Lugar a dudas, lo hemos de acoger - y será de mucho provecho - como una oportunidad para Poner en Orden nuestra Casa Interior.
Si en lo cotidiano surge, de tanto en tanto, la necesidad, y a veces la imperiosa urgencia, de poner en orden las cosas en nuestra casa; pues con cuanta mayor razón, ¿no hemos de dedicar tiempo, esfuerzo y recursos para remozar y hermosear nuestra vida interior (clima), esa que protegemos y resguardamos en nuestra casa intima (vida espiritual)
No hemos permitir que la rutina y la cotidianidad, con sus prerrogativas e insistencia, nos vayan sustrayendo –casi robando- aquello que es valioso; eso que vale por ser inmaterial e intangible, trascendente y trascendental, lo que nos permite ir y estar más allá de le meramente material; en otras palabras aquello que llena por tener valor y no precio.
El acelerado estilo de vida que se ha impuesto, hace que el mayor esfuerzo de cada día se gaste en la atención de lo material (ínfima parte de la totalidad de nuestro ser) y lo haya vuelto un todo, induciendo los más grandes vacíos existenciales y espiritual de este tiempo. Atrapados en esta dinámica extenuante y desgastadora se van consumiendo los días de nuestra vida.
Así pues, Cuaresma llega como la ocasión propicia para poner pie en el freno, y con los recursos necesarios, proporcionados por este tiempo de gracia, oración, ayuno y caridad entre los principales, nos avoquemos a intervenir nuestra casa interior y poner orden en ella.
Si en nuestra casa es necesario y hasta urgente botar la basura, sacudir el polvo, reorganizar los muebles para que dispuesto de otra manera nos ofrezcan una sensación de refrescamiento y renovación; así, en nuestra casa interior, necesarias son tener acciones semejantes para sentido y destino a nuestra vida: confesión (botar la basura); remecer los criterios en donde se sustentan los pensamientos, ideas e incluso muchos de los sentimientos (sacudir el polvo); cambiar maneras y modos de proceder y sentir, abrirse a nuevos paradigmas (sacar la ropa y todo lo que no se usa que ocupa especio en la casa); ajustar y replantear las prioridades cotidianas (cambiar de lugar los muebles)…
Esto amerita un esfuerzo extraordinario de nuestra parte, que sin lugar a dudas, vale la pena. Toda acción que emprendamos en este tiempo de conversión, no la realizamos por obligación o en soledad devocional, sino animados por el mismo Jesús que nos muestra el camino y él mismo camina decidido delante de nosotros hacia la Pascua.
Para que este tiempo especial de atención e intervención a lo interior de nuestra casa espiritual nos sea de provecho, una vez más, hemos editado nuestro Itinerario Espiritual - Eucarístico de Cuaresma.
Este materia en forma de Libro Digital ya es ampliamente conocido por todos, y su propósito es simple: acompañarnos en el recorrido Cuaresmal, proporcionándonos algunas herramientas y recursos que favorezcan la metanoia de nuestro corazón a Dios; es decir la conversión, la transformación completa y radical de nuestra vida y nuestra manera de vivirla, para que sea desde el amor de Dios en y desde Cristo.
Sirvan pues estas líneas para hacerles entrega de nuestro Itinerario Espiritual.
Libro Digital
Yerko Reyes Benavides
Editor
No hay comentarios.:
Publicar un comentario